Como
hace unos años, comienzo este pensamiento sin tener una idea predefinida en mi
cabeza de lo que saldrá de ella. En esta ocasión no es la música de Cetu Javu
la que rebota contra mis tímpanos. Hoy es el grupo escocés Cvrches y
concretamente su tema “Gun”. Este me ha sacado del letargo mental que se
apoderaba de mí. Aquí, sentado en el sillón de mi despacho, despacho bastante
tranquilo, cómodo y fresquito, cosa totalmente necesaria, ya que aquí en
Córdoba, aún estando a estas alturas todavía pega el calor de un modo infernal.
Estoy
dejando que mis dedos se deslicen por el teclado de mi netbook y que la música
impregne mis neuronas en busca de una beta, un destello, un chispazo o una mera
señal con la que descargar esta necesidad imperiosa de escribir.
Plasmar
en un papel lo que siento por dentro, es algo que desde siempre me ha sido
muchísimo más fácil de hacer que interactuar directamente con una persona.
Después de todo, para lo relativo a mi vida privada, soy bastante reservado e
introvertido. Por eso, cuando la necesidad de hacer un “backup” de parte de mi
es algo totalmente ineludible, despego como un avión de papel, a la suerte del
viento, el cual me llevará a donde le de la real gana.
En
este preciso momento, mientras escribo, me siento liberado de cualquier atadura
terrenal, estamos los dos solos. Enfrentado a la pequeña pantalla de mi aparato
portátil, como si de un duelo al alba se tratase, el me demanda la implementación
de signos desde su aplicación de word y yo respondo a la velocidad que mis
dedos y mi cabeza es capaz de funcionar.
Tengo
todavía las articulaciones de mis falanges y mis pensamientos entumecidos, ya
que hacía muchísimo tiempo que no los ejercitaba convenientemente. Ha sido un
proceso oscuro, amargo, fangoso y difícil de explicar. Durante todo ese tiempo,
no he sido capaz de sincronizar mi mente y mis inquietudes con la fuerza motriz
necesaria para arrancar el motor de mi ánimo, bastante falto de mantenimiento y
carente de combustible.
Parece
ser que después de una visita al mecánico y una puesta a punto, la maquinaria
comienza a funcionar de nuevo. La motivación, la inspiración y la necesidad de
volver a volar en ese avión de papel, han regresado con una fuerza inusitada,
con más energía, con ganas, con alegría y con una sensación de libertad y
desfragmentación de mi sistema mental difícilmente explicable. He realizado un
scandisk a mi configuración y he extirpado varios spywear y ficheros dañados,
los cuales no dejaban procesar adecuadamente a mi sistema operativo. Atrás
quedaron estos meses de sequía, de desidia y pereza. Comienza de nuevo esta
andadura, renovada y con tintes de ilusión.
Word
sigue pidiendo incesantemente que pulse, que teclee, que no cese de enviar
datos a su archivo. En estos precisos momentos, su contador detalla 481
palabras. No son pocas, teniendo en cuenta que hasta hace relativamente poco
tiempo eran nulas y que he comenzado como hace años atrás, sin tener una idea
predefinida en mi cabeza de lo que saldrá de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario