lunes, 20 de junio de 2011

Del tiempo, por favor!!

Cuantas veces te has empezado la lengua al tomarte un café que has pedido con la leche del tiempo? La verdad que este concepto es toda una utopía, es como conseguir desvelar el misterio del triángulo de las Bermudas. Da igual cómo, cuándo y dónde lo pidas... al final lo que te pondrán será un brebaje hirviente que no se lo tragaría ni un fakir anestesiado.

Es hasta cierto punto entendible que el camarero se pase por el forro de su masa escrotal tus indicaciones térmicas al respecto... Imagínate un bar a eso de las ocho menos cuarto de la mañana y todo el mundo con la bulla (gadilismo que viene a decir que hay mucho jaleo, mucha gente a la vez e incluso bastante prisa) para ir a trabajar, pidiéndole a ese pobre empleado. Claro, te toca pedir a ti y te lanzas... quiero un café descafeinado corto de café, en vaso, con la leche templada y sacarina. Ah!! descafeinado de máquina. Ese paciente camarero se acerca a la barra y transcribe literalmente tú solicitud al profesional que se encuentra en frente de la cafetera... El de la mesa 4 quiere un café descafeinado.... antes de que el emisor haya terminado con la exposición láctea, el receptor ya le ha mandado al carajo un par de veces mientras procesa un único pensamiento... por 1.100 euros guarros que me pagan al mes y la peshá (otro gadilismo que quiere decir mucho) que me doy a trabajar me voy yo a poner a hacer experimentos como un puto CSI no te jode! Café con leche y a tomar por culo!!

Otra opción, con bulla o sin ella, es que si vas a tomar café con varios amigos, compañeros de trabajo, de la escuela, de gimnasio, de petanca, etc., la verdad es que este pequeño detalle es totalmente irrelevante, cada uno pedirá un tipo de café distinto… y si no me creéis, os pongo un ejemplo:

Van seis compañeros de trabajo a tomar café al bar que hay al lado de la oficina. Se acerca a la mesa la camarera y les pregunta: - Qué van a tomar? Y comienza el espectáculo. –Yo uno solo con hielo. –Yo un cortado con sacarina. – Yo un manchado con la leche templada.  – Pues yo quiero un café con leche, un vaso de agua y un vaso con dos hielos. – A mí me pone (aquí la camarera estará pensando… a mí sí que me ponéis, de los nervios, hijos de puta!) un descafeinado con leche, ah! Descafeinado de máquina. – Y yo quiero (en este momento la camarera piensa para sus adentros… a ver que pide este gilipollas, ya no quedan más combinaciones cafeteriles posibles, tendrá que repetir, pero entonces…) - Un menta poleo. Dice alto, claro, con orgullo y con una leve sonrisa jocosa dibujada en sus labios. En ese preciso momento, la camarera empieza a mascullar para sus adentros… Me cago en vuestra puta madre, pero será posible… vaya manada de tocapelotas que me ha caído. Pero será posible… es que esto es para verlo y no creerlo. Pero mira la parrafada que he tenido que escribir… que más que la comanda de los cafés, parece la segunda parte de Los Pilares de la Tierra… menudos gilipollas!! Pues les voy a poner lo que me salga del higo.  

Esto es totalmente entendible y seguro que os ha pasado en más de una ocasión. Por eso, cuando voy a tomar café con varios compañeros y sucede algo parecido, que sucede, y mucho, yo pienso, mientras la camarera apunta con una amplia sonrisa en su cara, tu madre por si acaso.

Luego está el típico, como llamarlo, umhhh, compañero pejigueras (gadilismo que significa tiquismiquis, puntilloso y un poco pesaito) y gilipollas (esto no necesita traducción, en gaditano, un gilipollas también es un gilipollas) que pide… - Quiero un descafeinado con leche, descafeinado de máquina, en taza, con la leche del tiempo, semidesnatada, si es posible y dos sacarinas. Vamos a ver carajote, esto lo ensayas por las noches? Te lo has aprendido de memoria? Lo llevas escrito a boli en la palma de la mano? Quién crees que te va a poner ese café? Un licenciado en filología? Antes de ponérselo señor, se lo viso por el Colegio de Hosteleros de la provincia de Cádiz? En resumen, al igual que el profesional de los 1.100 euros mencionado anteriormente, este aplicado camarero, en cuanto ha visto de qué pie cojeaba el palomo, ha traducido simultáneamente sus deseos. Si, si campeón. Un carajo de goma pa’ ti. Café con leche y chinpum!! 

El problema también radica en la provincia en la que te encuentres. Por ejemplo, en Tarragona, ciudad donde viví durante casi dos años, a cualquier líquido del tiempo, ya sea agua, leche, zumo, gasolina y demás, lo llaman natural. Aquí decimos agua fría o del tiempo. Allí dicen agua fría o natural. Con esta pequeña reseña comienzo a exponeros… Uno de los primeros días, quizá incluso el primero, pedí un café con leche templada a primera hora de la mañana, antes de incorporarme a mi puesto de trabajo y me respondió la camarera. –La leche la quiere natural? - Natural? Pregunté y pensé para mí. No mejor pónmela sintética multigrado 20/50 todo-diesel, no te jode!!

Claro, después de la explicación, me vino una gran duda. En toda Cataluña no se tomarán un zumo de naranja natural frío en la puta vida. Como lo pides? – Quiero un zumo natural frío? Nooo, error. En cualquier lugar del globo terráqueo te entenderían, pero en Cataluña no. No puede ser un zumo del tiempo y a la vez frío. Es como estar en misa y repicando, como comprar besugos gordos que pesen poco, perder un imperdible y bla, bla, bla.

Y voy más allá… y si quieren un zumo natural del tiempo? – Quiero un zumo de naranja natural natural. A lo que el camarero le puede responder – Ya te he oído la primera vez!!! En fin, luego pasa lo que pasa… Ese catalán se viene a los madriles y pide un zumo natural natural y le plantan un pedazo de zumo recién exprimido hecho con las mejores naranjas de la Comunidad Valenciana, de esas que en un kilo entran dos y media. – No quería un zumo natural natural? Le pregunta el camarero. – Pues andando… 5 euros y le regalo el azucarillo.

Estaréis pensando que el zumo natural siempre es del tiempo, ya que las naranjas están en la máquina esa que las coge, las corta, las exprime y las deshecha. Pues sí. Pero también puede ser que las naranjas se encuentren en una cámara frigorífica, para que no se pongan malas. Además, como es mi pensamiento, yo decido dónde guardan las jodidas naranjas, he dicho.

Continuando con el ejemplo de los catalanes, que me ha gustado, y recordando de nuevo que estuve viviendo dos años en Tarragona (debo puntualizar que me trataron de maravilla en esa tierra), al segundo día de llegar, y después de comer con los compañeros, llegó el momento de pedir el café. Cuando me tocó a mí, pues pedí. – Quiero un café con leche. Así, sencillo, directo, claro, conciso. Pues no!! La camarera me mira y me responde: - Un tallat? Yo pensé: Para que cojones quiero yo ahora una piragua? Le respondí: - No, vamos a ver, quiero un café con leche. – Es que aquí al cortado lo llamamos tallat. – Estupendo. Expuse, con la misma euforia que si me fueran a hacer una colonoscopia. – Pero yo quiero un café con leche, no un cortado. La camarera insistía: - Pero es que el café con leche es para el desayuno, aquí después de comer es costumbre tomarse un tallat. Joder con la camarera de los cojones. – Pues ponme un café con leche y dos magdalenas cooooño!!! Y si de paso me traes el remo de la puta piragua esa para darte en los hocicos, mejor, pensé. 

Aquí en Cádiz, ciudad donde resido actualmente y donde habitan unos seres maravillosos y excepcionales, los gaditanos, tampoco se salvan de la quema. Tú puedes ir en agosto con 45ºC a la sombra, con la lengua como el estropajo que usaron para limpiar las paelleras de Villa Arriba y Villa Abajo, con la saliva tan espesa que podrías alicatar un cuarto de baño y sudando por todos los poros de tu piel, a un bar, a cualquiera, creedme, he hecho la prueba, y pedir un café con la leche, ya sea templada, fría o del tiempo, que te servirán acero fundido. No puedes ni tocar el vaso joder!! Puedes tardar en tomarte el café toda una peoná (gadilismo que se refiere a una jornada laboral, la cual se compone de 8h con un descanso de 15 minutos para el bocata y 1 hora para el almuerzo). Es más, debes tener cuidado al llevarte a la boca la cuchara una vez movido el azúcar porque te puedes dejar grabado en la lengua el logo de IKEA.

Yo lo he intentado de todas las formas y maneras pero no he sido capaz de conseguir que me pongan un café con la leche del tiempo, bueno sí, una vez, en invierno, un día lluvioso, de esos en los que vas calado hasta el tuétano y hace un frío del carajo. Paradójicamente, ese día lo pedí con la leche caliente.

En fin, quiero puntualizar que no tengo nada en contra de los catalanes ni tengo favoritismo por los gaditanos. Para ser justos, debo confesar que no todos los gaditanos son gente excepcional, en Jerez de la Frontera…

Además, conociendo este país, si no hay costumbre, pues te las inventas y punto. Zaragoza, mil novecientos noventa y pico, en un bar, un joven madrileño… Si, era yo. Pues estaba con mi primo Javi tomando un algo cuando escuché una voz detrás de mí que le pidió a la camarera un carajillo de pacharán descafeinado con sacarina. Tócate los huevos!!, pensé. Me di la vuelta y vi a un anciano de unos tres mil años que me miraba con resignación mientras me decía: - Es que la cafeína me va mal para la tensión… que si el azúcar no, porque lo tengo muy alto… Me parece cojonudo, pero se calzó un lingotazo de pacharán que no se lo salta un gitano. Ole sus huevos.

Yo creo que para evitar estos problemas interprovinciales, de lenguaje y costumbres, el tema de los cafés debería estar reglado por una norma. Te imaginas? Norma UNE 58002 y R.D. 993/2011 por el que se rigen las Disposiciones mínimas de tipología, mezcla, temperatura y servidumbre de los productos del café en el territorio Español. De este modo, daría igual donde fueras. Un café con leche sería un café con leche. Por ejemplo:

Café con leche de máquina; se compone de ocho gramos de café molido (torrefacto y/o natural) filtrados con una presión mínima de 8 atmósferas durante no más de 12 segundos, en un caudal de agua de 7 centilitros a 90ºC y se dispensará sobre taza con asidero o vaso normalizado de 25cl. de capacidad. El resto se recubrirá con leche UHT hasta un total de 20 a 22cl. a una temperatura no superior de 70ºC. Para café con leche del tiempo, la leche variará dependiendo de la temperatura ambiente. Para cafés con leche templada, esta no superará los 30-35ºC. Para cafés con leche caliente, su temperatura no será inferior de 55º ni superior a 70ºC. La cafetera cumplirá con la Norma ISO 9001, dispondrá de Certificado CE y sello de AENOR claramente visible en el costado derecho de la misma.

Así es como se deberían hacer las cosas COOÑOOO!!! Tanto mamoneo (gadilismo que entre sus muchos significados se encuentra el de perder el tiempo, marear la perdiz, etc.) de nuestros políticos en el Congreso con decretos y leyes absurdas… Poneos a currar en algo que de verdad interesa al ciudadano!!!

Fe de erratas: Bulla lo que es bulla a las ocho menos cuarto de la mañana en un bar de Cádiz, no sé, no sé. Uhmm… a las siete y media? No sé, no sé. Lo que sucede en Cádiz es que además de mucho arte hay muchas ganas de trabajar, o mejor dicho, muchas ganas de encontrar un curro. 

P.D. RINNNGGGG!!!! –Dígame? – Está el Presidente del Gobierno? – Está durmiendo la siesta. – Lleva mucho?? – Unos siete años…

martes, 10 de mayo de 2011

3.000

Otro año más, como siempre por estas fechas, me veo obligado, y digo bien, obligado, a emigrar a otros lares más tranquilos. Concretamente el fin de semana del 1 de abril tomó literalmente la ciudad una manada, por decirlo de un modo cariñoso, de personajes montados sobre sus veloces, coloridas y sobre todo ruidosas motos. Qué alegría!!, de nuevo el GP de Jerez de motociclismo ha llegado a nuestras vidas.
Antes de comenzar con mi exposición quiero dejar claro que no tengo nada en contra de los moteros, es más, tengo muy buenos amigos que lo son y es gente admirable y encantadora.
Dicho lo cual, os expongo: Si en mi bloque de vecinos vivimos 100 vecinos y 4 son gilipollas… aplicando esta regla básica, es decir, la del 4%, si en el fin de semana del GP nos visitan 75.000 personas, aproximadamente unos 3.000 son gilipollas.
Pues bien, me voy a centrar en esos 3.000 angelitos de la caridad con un CI inferior al de una ameba, organismo unicelular y asexual (por si alguno de estos “Cum Laude” está leyendo, aunque lo dudo mucho).
El jueves antes del GP, comienzan a llegar, unos pocos, normalmente extranjeros o los que vienen de más lejos, por ejemplo, el norte de España. En este momento ya eres consciente de que tienes que comenzar a preparar las maletas, llenar el tanque de combustible y dejar todo listo para el éxodo.
El viernes, es un chorreo constante de motos. No paran de llegar desde primeras horas de la mañana. Si tienes la gran suerte de no poder escapar de esta trampa letal para tus tímpanos y sistema nervioso, estos educados motoristas, te deleitarán durante toda la noche, con acelerones sin sentido, vueltas a rotondas porque sí, y demás actividades dignas de una ameba.
El sábado es mejor que te cortes las venas, porque después de no pegar ojo durante toda la noche, ya se sabe, si juntas a 3.000 gilipollas en una ciudad pequeña donde normalmente ya hay 2.000… pues entre que un tonto hace el tonto y otro tonto le ríe las tonterías, pues tienes todos los condimentos para hacer un pastel de puta madre.
Es cierto que es bueno para el negocio de la zona, que las plazas hoteleras y los pisos de alquiler están siempre con el cartel de completo, y los bares llenos. Ahora bien, yo no consigo dormir, ir a comer unas tapas al centro es una misión imposible, tengo que conducir con un cuidado extremo, si me atrevo a coger el coche, ya que te pasan por la derecha, por la izquierda, y sin conocimiento. En estos días, la ciudad es tomada con una impunidad policial encubierta digna del lejano oeste, vale casi de todo. Puedes ir tajado como un piojo y coger la moto a las 3 de la mañana para ir a una zona de aparcamientos y ponerte a quemar ruedas con tus otros compinches mientras despiertas a medio vecindario. Es lógico que luego no recibas un ¡Buenos días! por la mañana, cabrón!!
Yo lo siento de verdad por esos 71.000 moteros restantes, es decir, los que no se dedican a hacer caballitos en la calle, carreras en las avenidas y quemar gomas delante de la terraza de un bar. A estos moteros se les cuelga el “Don Benito” de locos de la carretera y de gamberros cuando lo único que hacen es disfrutar de su afición favorita.
Cuando llega el domingo y todavía no has sido capaz de planchar dignamente la oreja, tienes que seguir aguantando a esta manada de gilipollas durante un día más. A estas alturas te dan ganas de echar un puñado de tachuelas en la calle de tu casa para ver si de una jodida vez, estos educados seres humanos, se van a dar por culo a su puñetera madre.
Yo reconozco que mi capacidad para aguantar a este tipo de gilipollas llegó a su tope con la segunda motorada. Ahora, ya que no me queda más remedio, pues prefiero marcharme de El Puerto ese fin de semana. Me alejo de esta toma indiscriminada y maleducada de la cuidad por parte de la hermandad del ruido gratuito.
Cuando regreso, el lunes, se han marchado el 90% de los colonos a dos ruedas, con lo cual, quedan 7.500, de los que, si aplicamos la regla del 4%... nos quedan 300 gilipollas en toda la provincia. He de reconocer que esa cifra ya es bastante manejable, ya que los que el viernes eran unos gallitos y sacaban pecho por las avenidas mientras hacían caballitos y tontunas varias, dignas de cualquier trapecista de circo ruso de pueblo mesetario, ahora se han convertido en el perrito que hace girar la pelota subido en ella adornando sus cuernos con un lacito en la cabeza. No obstante, como el ser humano que nace gilipollas, muere gilipollas, y durante toda su vida no hace otra cosa que el gilipollas… por eso el lunes, después de no haber parado de joderles la vida a los habitantes de esta ciudad, sigue en sus trece de no parar hasta que alguien le llene la cara de dedos.
Sea como fuere, me quedan once meses y medio para prepararme. Espero y confío, que al contrario que mis vecinos, que no cambian, los 3.000 individuos que nos visitan cada año para el GP de Jerez, le dediquen, aunque solo sean unos minutos a replantearse su vida y dejen de una vez por todas de coger una motocicleta con el único propósito de jugarse su vida, y la de los demás, en la carretera, y sobre todo, con la única y peligrosa meta de emborracharse, y como no, de hacer el gilipollas.
Si tienes moto y te he ofendido, pues lo siento. Si tienes moto y no te he ofendido, creo que me has entendido. Y si tienes moto y no sabes si ofenderte o no, creo que ya sabes a qué grupo perteneces.
Nos vemos, pero no en motos.

lunes, 28 de marzo de 2011

365 días en la ciudad del huevo frito


Después de mucho pensar y divagar, me atrevo a confesar y quiero haceros partícipes de algunas de mis andanzas gallegas. Fue allá por octubre de 2008 cuando pisé por primera vez aquella maravillosa tierra.
Antes de comenzar, os recuerdo que en la entrada “Un ángel en el camino” cuento otra aventura santiaguera.
Lo primero que hice cuando llegué, concretamente a Santiago de Compostela, fue ir a Padrón y comer pimientos. Ya sabéis lo que dice el refrán… “Pimientos de Padrón, unos pican y otros no”. Al respecto quiero matizar un par de cosas; La primera y más importante es que los pimientos no son de Padrón, son de unas aldeas cercanas, pero no de Padrón (comenzamos bien), y lo segundo: yo tardé unos ocho meses en coger uno que picase (seguimos mejor).
Lo segundo que hice cuando llegué a Santiago de Compostela es ir a ver la Plaza del Obradoiro y la Catedral de Santiago, punto de encuentro de millones de peregrinos y peregrinas, turistas, visitantes, japoneses y demás derivados y sinónimos de estos anteriormente expuestos. Yo fui una vez en condición de turista. En verdad, visto un Obradoiro, vistos todos.
Una vez que comí y visité lo básico, me puse a buscar casa. Encontré una en la zona norte de Santiago, concretamente en el centro comercial Área Central. Eso era la ostia, vivía en un centro comercial, me sentía como Tom Hanks en la Terminal. Estaba lleno de tiendas, peluquerías, cervecerías, un supermercado gigante, cafeterías, cines, etc. y además allí no llovía, era perfecto, me lo quedé sin pensar.
Mi primer día de trabajo fue especial, ya que antes de llegar a Padrón, donde estaba ubicada la oficina, las escobillas de los limpiaparabrisas de mi coche se desintegraron. Tuve que llamar a la empresa de alquiler y decirles que por favor vinieran a ponerme unas nuevas. La muchacha me preguntó: - Cuánto tiempo tienen? Yo le respondí que un año y medio y que estaban nuevos. Ella un poco confundida me volvió a preguntar: - Después de un año y medio están nuevos? Cómo es eso? Le contesté que venía de Cádiz y que estaban sin estrenar.
Estuve un año viviendo en esta ciudad y no puedo decir ninguna cosa mala de ella. Solo había una cosa que me tocaba la masa escrotal, la puta lluvia. En Santiago llueve todos los días, a veces mucho, a veces poco, a veces durante días, en definitiva, no hay un puñetero día en el cual no caigan unas gotas.
Santiago es la única ciudad de España en la que para comprarte un paraguas nuevo tienes que ir con el viejo, es acojonante. Si te compras un descapotable en Santiago, a parte de ser gilipollas, lo vas a utilizar, que decir yo, menos que un irrigador de colon. Quién va salir a la calle si está todo el día cayendo agua?
Un día estuve a punto de llamar al Ayuntamiento a ver si sintonizaban bien la ciudad, porque la veía como con lluvia y niebla. Pensé que podía ser de la antena.
Yo creo que esto tiene algo que ver con el dicho gallego que dice así: “Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas”. Esto viene a decir que no las vas a ver ni en pintura y no me extraña. Creas o no en las meigas, en Santiago no las vas a ver en tu vida, cómo las vas a ver?, no salen, esta todo el puto día lloviendo joder. Luego se les moja la tapa del delco de la escoba, se les para y ostión que te crió. Además, imagínate lo que tiene que pesar esa capa totalmente empapada. Y la niebla? Como no lleven faros de xenón, se pueden comer un poste de teléfono del tirón.
Daba igual que fuera invierno que verano, siempre que veía las noticias del tiempo, en Santiago estaba el huevo frito, siempre (tanto huevo frito, tanto huevo frito, que me subió hasta el colesterol joder). Luego mirabas para Cádiz y zas!! Tortilla de papas tooooodos los días. Era desesperante, te podías tirar semanas sin ver el suelo de las calles seco. Al principio yo preguntaba: - Que limpieza, han regado las calles muy pronto esta mañana verdad? A lo que el paisano me respondía; - No, no las han regado. Con el tiempo me acostumbré a verlas siempre así.
Hace poco un amigo me comentó que si quería hacer el Camino de Santiago con él. – El Camino de Santiago?? le respondí, con otra pregunta, como buen gallego, je, je. Mira, me he hecho el camino unas cuarenta veces en un año, unas cuantas en coche y otras tantas en avión. Es más, creo que tendrían que darme la Compostelana de Oro por lo menos. Y eso hubiera estado bien. Podría haber acumulado puntos, “Santiaguines” por ejemplo, para luego canjearlos por merchandising. Imagínate:
Botafumeiro de plata: 2.500 santiaguines.
Palo con vieira: 1.350 santiaguines.
Alpargatas de peregrino: 1.800 santiaguines.
Pin de Santi: 500 santiaguines.
20% dto. en alojamientos del Camino: 1.500 santiaguines.
y así lo que les ocurriera.
Me acuerdo de un jueves, llevaba desde el sábado anterior sin parar de llover y que yo estaba hasta las pelotitas. Al llegar a la oficina se me acercó un compañero y me preguntó: - Que te pasa? Tienes mala cara. – Estoy harto, como no escampe esta tarde, mañana por la mañana me piro a mi casa y le dan por culo, no vengo ni a trabajar. El muchacho me dijo que el agua era salud y que me fijase que bonito estaba todo tan verde. – Qué el agua es salud? Pues eso díselo a los ahogados!! – Que está todo verde? El único verde que me gusta es el que se le echa a los mojitos. Es más, le aclaré que sí me gusta en agua, pero no en vertical, sino en horizontal, tumbado en una toalla y con un tintito de verano en la mano. Además le pregunté: - Tú sabes cuando vendrá El Circo del Sol a Santiago? – No. Me dijo él. A lo que le respondí de un modo claro y conciso… - Nunca!! Aquí está siempre nublado!!
Un fin de semana, unos compañeros de trabajo y buenos amigos me convencieron para ir de excursión a La Gran Duna de Corrubedo. Solo tengo una pregunta que hacer al respecto… Gran Duna?? Dónde?? Aquello era un montón de tierra mal tirado delante de la playa y encima no se podía pisar, estaba prohibido. Si no recuerdo mal, había una multa de más de mil euros si lo hacías. Vamos a ver… Nos hacemos un montón de kilómetros para ver un montón de arena que además de no dejarte ver el mar no puedes pisar?? Yo lo llamaría El Gran Timo de Corrubedo. Menos mal que luego comimos del carajo y nos tomamos unos copazos.
Un año entero en la ciudad del huevo frito y terminé enmohecido como las tablas de una barca abandonada y encallada en la orilla de la playa. No obstante, de su gente solo puedo decir cosas buenas. Grandes personas, grandes seres humanos. En esos 365 días pude conocer y sentir el calor que te daban, las muestras de amistad y amabilidad que emanaban de sus adentros.
Ese es, sin duda, el mejor recuerdo que me llevé conmigo y que hoy en día, aún llevo dentro y tengo muy presente. No creo que lo olvide nunca.
Para terminar os diré que volveré a esa ciudad, con o sin paraguas, pero volveré. Merece la pena mojarse, es un precio sumamente barato que pagar para todo lo bueno que vas a recibir.

Con cariño para mis compañeros de Padrón.